“Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él
regularmente para escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban
diciendo: este acoge a los pecadores y come con ellos.
Les dijo entonces esta parábola:
¿Quién de entre vosotros que tiene cien ovejas y ha
perdido una sola de ellas no abandona las noventa y nueve restantes en el
desierto y va a buscar a la perdida hasta que la encuentra? Y cuando la
encuentra, la pone contento sobre sus hombros. Y llegado a casa, invita a los
amigos y vecinos diciéndoles: Regocijaos conmigo, porque he encontrado mi oveja
perdida. Os digo: de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan
conversión.”
COMENTARIO
Vemos en esta primera escena a Jesús rodeado de
pecadores. Los publicanos eran personas apegadas a los bienes materiales, el
pecado de avaricia los corroe por dentro y se inclinan al robo, al abuso
fácilmente. A Jesús no le importa esta situación de sus oyentes, se acerca a
ellos, y les enseña. El centro es Jesús que enseña, su palabra. Comer juntos
significa establecer una relación personal, los que se sientan a la misma mesa
entablan conversación, se conocen mutuamente, esto implica una aceptación
mutua.
Los fariseos, anclados en la Ley de Moisés, no
entienden esta actitud de Jesús y lo critican. Para ellos esos hombres y
mujeres no son más que pecadores y merecen el castigo divino, no son dignos de
sentarse en la misma mesa.
La imagen del pastor es muy sugerente: es el
pastor el que busca a la oveja perdida, y la búsqueda se le hace costosa. La
oveja se encuentra perdida, sola, separada del resto del rebaño, se siente
desorientada y angustiada. El pastor es capaz de abandonar a todo el rebaño por
buscar a la que se ha perdido. Si una falta el rebaño no está completo, todos
necesitan a la que se ha perdido. Encontrarla produce una gran alegría, y se
siente la necesidad de expresar y compartir ésta alegría.
Medita
sobre las palabras finales de Jesús en este pasaje, repite estas palabras
lentamente en tu interior y deja que entren en lo más hondo de tu ser: “habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y
nueve justos que no necesitan conversión.”
¿Has
pensado o reflexionado alguna vez sobre lo que a Jesús le costó salvarte del
poder del pecado y de la muerte?
Contempla
a Jesús rodeado de pecadores, les enseña, les habla, comen juntos ¿estarías tú
entre esos pecadores?
Contempla
a Jesús criticado por los fariseos ¿cómo se sentiría?
¿Qué
sentimientos te parece que habría en los corazones de esos fariseos?
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