“Pues bien, ocurrió a continuación que se dirigió a una
ciudad, llamada Naín y sus discípulos así como un gran gentío iban de camino
con él. Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban
precisamente a enterrar a un difunto, hijo único de su madre que era viuda, y
un gentío bastante considerable de la ciudad le acompañaba. Al verla, al Señor
se le conmovieron las entrañas por ella y le dijo: No llores. Y adelantándose
tocó el féretro; los que lo llevaban se detuvieron, y él dijo: Muchacho,
contigo hablo, despiértate. Entonces el muerto se incorporó y comenzó a hablar.
Y lo entregó a su madre. El temor los sobrecogió a todos y daban gloria a Dios
diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a
su pueblo. Y esta palabra sobre él se extendió por toda Judea y por toda la
región.”
COMENTARIO
Jesús se encuentra a las puertas esta ciudad un
cortejo fúnebre. El observa todo mirando desde el corazón y comprende la
situación, es una desgracia muy grande para esta mujer viuda haber perdido a su
único hijo. La mujer llora sin consuelo. Su hijo era su esperanza y su
consuelo, siendo ya viuda y sin más hijos que el difunto. Con su hijo muerto
ella queda sola y desamparada, expuesta a la pobreza y la mendicidad. En aquella
época no se concebía a una mujer sola sin estar al amparo de algún varón, en el
caso de esta mujer había sido su propio hijo, muerto este su futuro era
incierto.
Jesús sabe mirar y comprende, se conmueve,
siente la pena de esta mujer y no se queda impasible ante todo ese dolor. Le
dice a la mujer: "No llores". Y
le devuelve a su hijo sano y salvo.
En este milagro vemos realmente como se
manifiesta el poder de Jesús. No necesita tocar al difunto para devolverlo a la
vida, solo con tocar el féretro y con su palabra lo consigue.
Imagina
la alegría de esta mujer, el vuelco que da su vida en cuestión de segundos.
Contempla
a Jesús, mira como se conmueve.
Mira
a los presentes, mira su admiración al constatar el poder de Jesús.
También
a ti hoy Jesús te puede devolver a la vida. Si sientes que tu fe languidece,
que ya no tienes fuerzas para seguir a Jesús, si en ti se ha apagado el fuego
del Amor de Dios. Jesús puede devolverte a la vida, a la esperanza, a la fe.
Pídeselo, nada es imposible para Él.
La
Palabra del Señor es viva y eficaz, también este difunto cuando vuelve a la
vida comienza a hablar, la comunicación, la palabra, es algo característico de
la vida del ser humano ¿te cuesta a ti comunicarte con los demás? Pídele al
Señor que te cure.
¿Qué
te dice para tu vida toda esta escena?
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